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Antes de que te vayas quiero decirte que estás cometiendo el error de tu vida. Tal vez mañana llore la falta de ruido, los huecos, e incluso el silencio de una habitación que un día llenamos. Tal vez siga llorando unos días porque la tristeza traiga tu nombre de vuelta, mi pecho no se desacostumbre a tu manera de amarme y quiera una segunda batalla con final infeliz. Tal vez no sea suficiente tenerte atravesada en la garganta los domingos por la noche, beberte con Imperial, saborear el pasado que explota en mis venas. Pero llegará un día en que nada me altere ni me conmueva si sale de tu boca. Pasillos con sabor a caramelo, habitaciones con las horas contadas, ya sabes...un clásico. Yo una vez más habré decidido quererme. Tú seguirás llevando de sombra el portazo que estás a punto de dar. Y si quieres irte, quiero que te vayas. Que te vayas convencida de que no soy lo que quieres, que te vayas con la satisfacción de haberte equivocado cuando éramos magia. Que tengas cojones y te lleves las fotos, las tazas de café, los viajes, los polvos, los todavía tenemos mucho que hacer. Que te lo lleves todo y hagas lo que quieras con esa media vida que hoy no te interesa, y si a ti no...a mí por obligación tampoco. Antes de que te vayas quiero decirte que estás cometiendo el error de tu vida. Pero cariño, no puedo hacer nada: es tu error y es tu vida.

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